viernes, 5 de abril de 2013

Día, viento.

Hay una palmera en mi ventana.
Desde mi mesa, sentada,  miro mi ventana.... detrás de mi ventana hay una palmera.
Golpea sus hojas, contra mi ventana.

Hoy no tengo nada que decir, simplemente quería entrar y decir hola.
Hay un hueco de silencio para cada tiempo.
A los niños que les dan tiempo de dudar les salvan de la amargura.
Cuando tienes miedo, el silencio tiene formas, algunas caen por precipicios.

Todavía sigo aquí, sentada, mirando mi palmera, porque somos amigas.
Escucho su queja, me cuenta que como es enana sólo le crecen las hojas,
eso le hace sentir  pequeña e inutil.
Y su pelo hermoso se mece.

Me gusta sentir tu rugir de poder cuando sopla el viento.
¡ Estás tan guapa!
No te estás quieta en días como hoy.
Me gustas, porque en tí puedo esconder mi hogar.
Tú eres mi paraíso.

Me gustas, enana, pequeña y distante.
No hueles, pincha tu ruido delicado.
En días como hoy te siento, siento tu voz en mi cara,
cantando la duda que yo también siento.







1 comentario:

  1. Nunca había sentido tanto amor como el que de pronto siento hacia esta palmera. Me gusta lo que escribes porque me llega por todos los sentidos hasta el corazón. Y le das vida y reconocimiento a las pequeñas cosas que a veces pasan desapercibidas para la gente, por ejemplo los niños, o una palmera enana. Te quiero. :-)

    ResponderEliminar